Accionando la Cruz Roja
A pesar de los esfuerzos de Peggy y de los padres de Billie en rastrear sus pasos, estaba definitivamente desaparecido. En marzo de 1945, Peggy ya había aceptado la idea de que probablemente nunca más vería a su marido, y que era muy posible que estuviera muerto. Aunque era un dilema angustiante, Peggy se burlaba consigo misma y llegó a la conclusión de que, por más horrible que fuera la verdad, ella necesitaba saber lo que había sucedido con su marido. En vez de escapar de una verdad brutal, Peggy bravamente entró en contacto con la Cruz Roja Internacional.
