Encarando la Realidad
Peggy observó en silencio mientras su marido juntaba sus cosas y seguía hacia el cuartel. Parecía injusto haber pasado tan poco tiempo juntos y ya tener que separarse, pero Billie no tenía elección. Era su deber, que él tomaba muy en serio y se enorgulle. La voluntad de tener hijos y cuidar de su familia tendría que esperar hasta que regresara, aunque en el fondo los dos sabían que no había garantía alguna de que eso sucedería.
